Llamado «el pintor de la Patria» fue un persistente autodidacta hasta que el gobierno le otorgó una beca para formarse en Europa. Gracias a los cuadros de este artista nos sentimos testigos de parte de nuestra historia. Los Treinta y Tres Orientales no volverán a ser nombres sin rostro después de ser inmortalizados por Blanes en una de sus obras mayores. Representante del academicismo europeo, por sus cuadros desfilan gauchos y batallas, hechos y protagonistas. En este caso, la terrible epidemia de fiebre amarilla en Buenos Aires, ha sido plasmada en esta tela de gran formato que es una de las piezas emblemáticas del Museo Nacional de Artes Visuales de Montevideo.
Gracias al parte policial del Comisario Lisandro Suárez, se sabe que la mujer en el piso era italiana, se llamaba Ana Brisitiani y vivió en un conventillo de la calle Balcarce hasta encontrar su trágico fin el 17 de marzo de 1871. El abogado Dr. Roque Pérez y el médico Dr Manuel Argerich, poco tiempo después de ser pintados por Blanes, serían también víctimas de la enfermedad que combatían.
En esta obra se ve reflejado todo el dramatismo de la escena, un pequeño niño junto a su madre caída sin vida en el suelo de la habitación, los médicos asombrados y conmovidos en la puerta dirigen la mirada a la mujer y su hijo sin percatarse aún que tras la puerta en la semipenumbra de la habitación el padre de la criatura también yace muerto. La luz que se filtra desde la calle se derrama en el punto focal del cuadro que es una obra cúlmine de este autor. Juan Manuel Blanes fue a su modo un reportero de su tiempo.